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¿Sabemos qué es el TDAH?
Gracias al gran trabajo de sensibilización y divulgación que desde hace ya mucho tiempo llevan realizando profesionales del ámbito de la salud y la educación (psicólogos, pedagogos, psiquiatras, profesores…) y asociaciones de personas con TDAH y familiares, la etiqueta TDAH (Trastorno por déficit de atención con hiperactividad) suele conocerse tanto en los centros escolares como en las familias. Pero… ¿es lo mismo conocer que comprender?
La mayoría de las veces se piensa en el TDAH como algo que solo ocurre en la infancia, concretamente cuando un niño o adolescente (más frecuentemente varón) muestra dificultad para atender/concentrarse y se le percibe más inquieto e impulsivo. Por tanto, a veces los apoyos e intervenciones van dirigidas a ayudar al menor a estimular su atención y funciones ejecutivas (autocontrol, organización, planificación…) y muy centrado en el ámbito académico. Sí es cierto que en la actualidad el trabajo de las habilidades socioemocionales también es muy tenido en cuenta.
¿Por qué mi hijo con TDAH no mejora (o incluso empeora)?
En ocasiones nos encontramos con adultos y adolescentes con TDAH que llevan un historial bastante amplio de experiencias con psicólogos, pedagogos y profesores de refuerzo escolar, pero sin demasiado éxito. Esto se debe a que las intervenciones individuales (especialmente con menores) centradas en mejorar el funcionamiento cognitivo y las competencias socioemocionales pueden resultar insuficientes o ineficaces.
En la edad adulta estas personas solicitan apoyo psicológico por motivos diferentes al TDAH, pero cuando exploramos su historia de vida es frecuente encontrar una baja autoestima, dificultades emocionales y problemas en las relaciones (familiares, de amistad o de pareja) que vienen de tiempo atrás donde los síntomas asociados al TDAH o incluso la propia etiqueta diagnóstica tienen un papel muy importante.
El TDAH en la familia
Como venimos hablando, el TDAH puede tener un impacto negativo en el sistema familiar. Trabajando con menores a menudo nos encontramos familias con:
Esto deriva en que la sintomatología de la persona con TDAH se pueda acentuar y aumenta el riesgo de que aparezcan problemas emocionales (ansiedad y depresión) y de conducta (también conductas adictivas: videojuegos, móvil, consumo de drogas…).
Terapia familiar y TDAH
Entendiendo que la familia tiene un papel muy importante en el desarrollo del menor con TDAH y en la evolución de los problemas asociados, la terapia familiar tendrá como objetivos principales:
Estas intervenciones dirigidas a familias han demostrado ser efectivas para reducir los niveles de estrés, que los padres desarrollen una visión más positiva de su hijo y adquirir pautas educativas que tienen un efecto beneficioso en el funcionamiento y bienestar del menor con TDAH.
Si te surge alguna duda puedes leer más sobre el área de psicología infantojuvenil aquí y sobre terapia familiar aquí
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