Las necesidades de las personas con autismo son variadas y pueden variar en función de la gravedad del trastorno y de las características individuales de cada persona.  

La terapia va dirigida a personas de cualquier edad (infancia, adolescencia y adultez) que presenten Trastorno del Espectro Autista (TEA). El trabajo pretende mejorar la calidad de vida de la persona y su entorno.

En la intervención individual se pueden trabajar objetivos como:

• Brindar apoyo emocional y psicológico.
• Mejorar las habilidades comunicativas y sociales.
• Dotar de estrategias de regulación de las emociones propias y ajenas.
• Fomentar el establecimiento y mantenimiento de relaciones interpersonales significativas (amistad, pareja, familia…).
• Promover la autonomía y las habilidades para la vida diaria.
• Trabajar para manejar el estrés en los entornos naturales en los que se desenvuelve la persona con TEA.

En la intervención familiar se pueden trabajar aspectos como:

• Asesorar e informar a las familias sobre el diagnóstico y los recursos disponibles.
• Proporcionar habilidades de afrontamiento para poder manejar los desafíos que conlleva tener un hijo con TEA. Estas habilidades pueden incluir habilidades de comunicación, resolución de problemas y gestión del estrés.
• Brindar apoyo emocional a la familia o al miembro de la familia que lo requiera (padres, hermanos, abuelos…).